martes, 6 de noviembre de 2012

De muelas y elotes

La semana pasada fui víctima de un dolor insoportable en mi muela. Lo más feo de que te duela una muela, no es la insoportable punzación que viene al abrir la boca (o en una de esas, sí es) lo más feo es ver a gente comiendo lo que a ti te encanta. El día de mi dolencia tuve a bien ir a las tradicionales ofrendas de CU. Habías puestos de cualquier comida que le hace daño a tu cuerpo, pero que rica es. Para que mi desgracia fuera mayor, había una congregación de fanáticos de los elotes formados para adquirir el suyo. Mi debilidad desde hace años son los elotes. No hay cosas más sabrosa que un elote con su mayonesa, queso y harto, pero harto chile del que no pica.
Regreso a mi historia. Había una fila interminables ( me encanta exagerar)  de weyes para adquirir su maravilloso regalo de la tierra. Y yo, como fiel seguidor de los elotes, hice lo que cualquier fiel seguidor de los elotes haría; me concentré, respiré profundo, y le dije al señor que cobraba -Uno por favor- ¿Qué debía hacer? ¿Quedarme con mis ganas? Por supuesto que no. Me formé, y me dieron mi elote con harto chile, no manejaban el concepto de "del que pica o del que no pica" entonces me dieron del único que tenían.
Me jacto de ser una persona que ha probado una infinidad de elotes en distintos lugares, estos en particular no estaban mal, pero no eran los mejores. Me costó mucho esfuerzo poder abrir la boca para morderlo sin llegar a las lágrimas por el dolor, era un equilibro. La boca suficientemente abierta para morderlo, pero no tanto para retorcerme del dolor. Las maravillas del cuerpo humano. Puede que el el dolor sea intenso, pero nunca tanto como para negarte a un elote.
De esta experiencia me quedan dos enseñanzas. La primera es que no importa cuán mal te sientas, cuán sin ganas de hacer algo tengas, siempre hay una motivación para dejar a un lado tus dolencias, tus pretextos o lo que sea que te impida hacerlo.
La segunda y mucho más importante, debería haber una legislación para que todos los puestos de elote manejen el chile que pica y el que no pica. Sé que es difícil, yo y mis utopías.
Por cierto lo de la muela fue infección. El doctor me recomendó lavarme los dientes 3 veces al día, algo que me parece excesivo. Yo lo hacía los lunes y ya, pero cada quien, cada quien.